Categorías
CATEGORÍAS: Entrevistas CATEGORÍAS: Política MEDIOS: Debate

Entrevista a Federico Pinedo

El jefe del bloque macrista en Diputados, Federico Pinedo, analiza el conflicto en la CGT y la situación 
de su fuerza de cara a las próximas elecciones.

por Federico Poore
Debate, 30-06-2012

Junto a Emilio Monzó y Humberto Schiavoni -ministro de gobierno porteño y titular del PRO, respectivamente- compone el power trio al que apuesta Mauricio Macri para consolidar una construcción política de alcance nacional. Y si bien en su despacho no tiene un mapa del territorio argentino con el porcentaje de votos que aporta cada provincia al total -como Schiavoni-, la falta de un armado nacional sigue siendo una de sus grandes obsesiones.
Titular de la bancada macrista en la Cámara baja y uno de los principales referentes opositores, Federico Pinedo recibe a Debate en el anexo de Diputados para hablar sobre Hugo Moyano, el combate a la inflación y el escenario de las próximas legislativas, donde apuesta a “ganar la Ciudad y hacer una buena elección en la provincia”, más allá de lo que decida hacer la ex vicejefa de gobierno Gabriela Michetti. “Hay que encontrar referentes en el interior que quieran ir a una propuesta nacional y no ir a hacer colonización desde Buenos Aires”, dispara.

¿Qué opinión le merece el conflicto que mantiene la actual conducción de la CGT con el gobierno nacional?
Estuve una semana afuera. Cuando me fui no pasaba nada: cuando volví me dijeron que no se iban a transportar los caudales, no se iba a recoger la basura y que esa noche se iba a acabar la nafta en todo el país (risas). Hay una lucha de poder completamente desmesurada, fuera de cualquier racionalidad. El Gobierno dice “vamos por todo”, Moyano dice “no nos van a correr” y así estamos: en un sistema de locura generalizada que no le sirve a nadie.

Pero, ¿qué piensa del reclamo específico de elevar el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias?
Es una posición histórica del PRO. En los últimos tiempos, el kirchnerismo aprobó una ley inconstitucional, que delega en la Presidenta la facultad de establecer el mínimo no imponible cuando es el Congreso el que tiene que decidir quién paga los impuestos. En fin, una violación más a la Constitución. Nosotros seguimos impulsando mecanismos automáticos de ajuste a ese mínimo para evitar que los pobres paguen impuestos a la riqueza.

¿Cómo puede evolucionar el conflicto?
No sé qué pasará, pero en algún momento la Presidenta deberá elevar el mínimo.

Su partido alienta la candidatura a presidente de Mauricio Macri para 2015. ¿Cómo debería encarar conflictos sindicales de esta magnitud?
Hay un dato objetivo: este conflicto es completamente innecesario. El gran problema de la Argentina es la inflación, que está generando que la industria argentina deje de exportar. Por eso han caído todas las variables: construcción, industria, provisión de acero, cemento. Se paralizaron exportaciones competitivas como el vino y el aceite: si no podemos vender eso, estamos en el horno. Y todo eso por culpa de la inflación. Es un problema que puede resolverse. Hay países como Brasil, Chile o Colombia que tienen tasas de crecimiento altas con niveles de inflación muy bajos.

Este diagnóstico sobre el “agotamiento del modelo” lo pueden compartir varios opositores, pero luego aparecen distintas recetas. ¿Qué propone el PRO?
Aumentar la producción. La inflación se genera cuando uno tiene más emisión de moneda que generación de riqueza. Esto no parece difícil para la Argentina, porque hay una altísima demanda de los productos que vendemos. Pero cuando uno ve que los productores de trigo se quedaron con su cosecha sin vender por culpa de Guillermo Moreno, o que no le dan dólares a la gente que quiere hacer operaciones inmobiliarias, están paralizando la producción. Y luego vienen las locuras de la soberbia económica del Gobierno, de pensar que va a pasar lo que ellos quieren que pase. Es lo que llamo “kicillofeadas”, un chiste que podés hacer una sola vez: cuando agarrás a los tipos desprevenidos les sacás la guita, pero después nunca más. Si el Gobierno genera incertidumbre absoluta, la gente se va.

¿Comparte la idea de desdolarizar la economía, más allá de cómo se estén dando las acciones en el corto plazo?
La única manera de desdolarizar es tener una moneda estable que sirva como reserva de valor. Si no se puede ahorrar en pesos -algo que hoy está casi prohibido porque las tasas de interés son más bajas que la inflación- la gente se va a otra moneda. El peso sirve para atesorar y para hacer intercambios. Si tenés algo que no cumple ninguna de las dos funciones, no se llama moneda: son unos papelitos que imprime Mercedes Marcó del Pont. Desdolarizar está muy bien, pero marcopontizarte es una pelotudez. No es ninguna novedad. Pasó acá y en el Imperio Romano.

¿Qué perfil maneja el PRO como partido de oposición?
Cuando estás en minoría en el Congreso lo que hay que hacer es dialogar con la sociedad, para construir una mayoría. Por supuesto que continúan los debates en el Congreso, pero pasan menos por las decisiones y más por el diálogo hacia afuera para estar en condiciones de convertirse en una alternativa de poder y ganar las elecciones.

Días atrás presentó un espacio opositor junto a Patricia Bullrich y algunos dirigentes del radicalismo, pero algunos analistas temen que sea una reedición del Grupo A. ¿Qué piensa de esta lectura?
Es lo contrario: una herramienta para construir políticas públicas de largo plazo en temas como pobreza, seguridad, infraestructura y la relación con el resto del mundo. Queremos recibir distintas miradas para tener políticas de largo plazo por medio de seminarios que tendrán una participación plural, con gente que piensa cosas muy distintas, pero de las cuales nos podremos enriquecer.

Le preguntaba porque existen temas, como la causa Malvinas, en los que el PRO estaba más cerca del Gobierno. Sin embargo, el partido no viajó este año al Comité de Descolonización. Es difícil no leer eso como un gesto de “oposicionismo”.
Lamenté mucho no poder ir a las Naciones Unidas (el año pasado estuve, junto a Héctor Timerman). No fuimos por el nivel de enfrentamiento demencial entre el gobierno nacional y los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires, a los que se les quitó la seguridad de las escuelas y de los hospitales, se dijo que no se iban a cumplir unas inversiones en seguridad del transporte ferroviario, y finalmente fueron con la policía a buscar a un funcionario nuestro. En ese contexto, no podíamos mirar para otro lado. Igual hicimos una presentación por escrito a las Naciones Unidas, en la que pedimos que se incorpore al expediente argentino. Pero no acompañamos a la Presidenta.

¿Cómo se puede resolver el conflicto del gobierno nacional con el de la Ciudad en torno a la administración del subte?
Se sale fácil: con un acuerdo de inversión. Hay que ver cómo se hace una serie de inversiones para que el servicio sea seguro. Se requieren reuniones de trabajo.

EL ARMADO NACIONAL 
Meses atrás, usted admitió a esta revista que el desafío del PRO no estaba “tan lejos como 2015 sino en 2013”. ¿Qué avances hubo en ese sentido?
(Piensa) El año que viene va a ser importante porque allí las fuerzas opositoras van a tener que demostrar cuáles están en condiciones de organizar una alternativa de poder. El PRO no es un partido testimonial, ideológico, es un partido de poder: queremos ganar la elección para transformar a la Argentina desde el gobierno. Por eso, 2013 es central, y ponemos mucho énfasis en los grandes padrones, es decir, la franja del centro de la Argentina.

¿Qué expectativas tiene para 2013?
Vamos a hacer una gran elección en Santa Fe, con Miguel Del Sel; deberíamos ganar la Ciudad de Buenos Aires; hacer una buena elección en la provincia de Buenos Aires; lograr una buena elección en Mendoza, donde estamos asociados al Partido Demócrata y a sectores del justicialismo no kirchnerista; y entre todos los aliados tenemos que construir una alternativa fuerte en Córdoba. Eso compone el setenta y pico por ciento del electorado en la Argentina. En el resto, dependemos de los acuerdos que hagamos con fuerzas locales. Lo que hay que hacer es encontrar referentes representativos en el interior que quieran ir a una propuesta nacional y no ir a hacer colonización desde Buenos Aires.

Hubo algunas provincias, como Entre Ríos, donde el PRO estuvo cerca de quedar como una fuerza testimonial.
Sí, siempre uno comete errores y quiere correr más rápido de lo que dan las patas. Pero tenemos que construir alianzas que estén en condiciones de ganar en 2015. Aunque espero que en Entre Ríos tengamos representantes locales ya para el año próximo.

¿Qué espera que pase en la provincia de Buenos Aires si Gabriela Michetti finalmente no se presenta en ese distrito?
No es evidente, para ninguno de nosotros, qué conviene hacer en la provincia. Creo que Gabriela tiene un perfil más vinculado al trabajo en la Ciudad: demostró que lo puede hacer y que lo hace bien. Si fuera a la provincia sería una gran candidata, como demuestran las encuestas, pero tengo serias dudas de que quiera presentarse como candidata a gobernadora en 2015. Y si no lo fuera, nos quedaría un hueco dudoso. No es obvio lo que tiene que hacer Michetti, ni para la Argentina ni para el PRO. No es que si va para un lado está todo bien y si va para el otro está todo mal. Si pensamos sólo en nosotros, nos equivocamos.

¿Son ciertas las encuestas que le dan un 20 por ciento de intención de voto en la provincia?
Algunas un poquito menos.

En caso de que Michetti no se presente, ¿cuáles son las alternativas? ¿Qué hay de los contactos con Sergio Massa?
Hay dirigentes que son “simpáticos” para los demás, que tratan bien al resto. ¿Quién se lleva mal con Scioli o con Massa? Nadie. Ahora bien, no tengo mucha idea de qué es lo que hará, y no creo que sea candidato en 2013 porque es intendente de Tigre. Parto de la base de que tenemos que construir alternativas realistas, y veo tanto a Scioli como a Massa dentro del kirchnerismo.

¿Cómo está la relación con Francisco de Narváez?
Tampoco sé bien qué está haciendo. Sé que tiene buena relación con Scioli, y está llevando a cabo algunas cosas en la Cámara con los radicales. Supongo que duda, y mucho más dudamos quienes tenemos menos información que él (risas). Pero la relación es cordial.

¿No hubo rencores tras la disolución de Unión-PRO?
No es un tema de rencores. Nosotros sentimos la responsabilidad de construir una alternativa y no vamos a reducir ese deber a situaciones personales. No nos ofende que los dirigentes tomen decisiones. Algunos dicen “mi límite es Macri”, otros quieren ir para un lado o para el otro… Nosotros decimos: hagan lo que les parezca, pero queremos ganar la elección de 2015 y no vamos a perder mucho tiempo con la gente que no tenga eso en claro.

¿Qué pasa en Santa Fe? Miguel Del Sel hizo una muy buena elección, pero tiene un anclaje territorial muy bajo.
Sin dudas. Miguel es un fenómeno político extraordinario, muy típicamente despreciado por la “intelligentzia culturosa” de la Argentina. Pero bueno, casi siempre que esa intelligentzia va para un lado, la política va para el otro. Miguel es un dirigente muy impresionante en su relación con la gente. Ha demostrado compromiso político, va a ser candidato el año que viene. En el interior la organización tendrá una buena base en el peronismo tradicional.

¿Qué se sabe del contacto con Carlos Reutemann, obtuvieron alguna respuesta?
Reutemann es otro de los políticos que nadie sabe qué está haciendo. Así y todo, Lole siempre ha tenido una gran relación personal con Mauricio y con Miguel, por separado. Le tenemos mucha simpatía por lo que representó. Sin dudas hay gente suya que va a trabajar con nosotros.

Pero no él específicamente.
No lo sé. Creo que seguirá en el Senado.

Una de las expresiones de la debilidad legislativa del PRO es que hoy no tiene senadores. ¿Cómo se puede revertir esta situación?
Vamos a tener dos senadores el año que viene, porque aspiramos a ganar la Ciudad de Buenos Aires. Y en cuanto al resto del país… En la Argentina siempre se da un fenómeno: cuando los presidentes están muy fuertes, los gobernadores están débiles; y cuando los presidentes están más débiles, los gobernadores se fortalecen. Hoy muchos gobernadores están en una situación donde no pueden pagar los sueldos: intuyo que tendrán que ser más duros en materia política, generando más espacios de negociación para sus provincias.

¿Qué figuras quedan para presentar en Capital en las próximas legislativas?
Si Michetti es candidata la voy a acompañar; si no, probablemente seré candidato.

¿Cree que siendo una elección legislativa el PRO cuenta con más chances?
Un poco eso y otro tanto el estado de ánimo de la sociedad. En 2011 el setenta por ciento de los argentinos pensaba que estaba bien económicamente y que al año siguiente -éste- iba a estar mejor. Creo que la situación se ha invertido y esto influye mucho en el escenario electoral. En el caso nuestro será una bendición, ya que el año pasado además competimos sin candidato a presidente, lo cual fue algo tremendo. Esta vez encabezamos nuestras listas y competimos de igual a igual con los demás. Creemos que nos va a ir mejor.

LA SUCESIÓN EN LA CIUDAD
Con Mauricio Macri sin chances de ser reelegido, se desata una disputa por la sucesión en la Ciudad. ¿En quiénes piensa?
Hay dos figuras muy evidentes que son Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larreta, y después otras personas importantes que han empezado a surgir, como María Eugenia Vidal. No sé si está para ser candidata a jefa de gobierno, pero es una figura importante.

En 2011 no se pudo resolver la interna entre Michetti y Larreta…
Porque fue candidato Macri.

Pero mientras no lo era, esa interna estuvo abierta y fue difícil resolverla por consenso.
El partido está enviando a la Legislatura un proyecto de ley de internas abiertas y obligatorias para los cargos locales. Esperamos que se puedan resolver por internas el año que viene.

Mencionó tres candidatos. ¿Los otros -Diego Santilli, Cristian Ritondo- están muy “verdes”?
Siempre hay candidatos. Todavía falta mucho, por ahí en 2015 cualquiera es Gardel.

El episodio de Verbitsky

La Legislatura iba a nombrar ciudadano ilustre al periodista Horacio Verbitsky, pero el gobierno porteño ordenó frenar el galardón, algo que hasta Beatriz Sarlo calificó como “muy torpe”. ¿Qué opina del episodio?
No estoy muy seguro de qué quiere decir ser “ciudadano ilustre”. ¿Verbitsky es un prócer? La verdad es que no pienso eso. No tengo idea de qué fue lo que pasó, pero me parece legítimo que los legisladores no quieran votar a alguien al que no consideran un prócer.

Si uno ve la lista, tampoco es que todos son Belgrano.
(Risas) Bueno, son artistas y personalidades, es un reconocimiento de la Ciudad. Pero si no hay consenso, no debería ser ciudadano ilustre. Creo que habría que ser más amarrete en el otorgamiento de los premios, así tienen más valor.

Por Federico Poore

Magíster en Economía Urbana (UTDT) con especialización en Datos. Fue editor de Política de la revista Debate y editor de Política y Economía del Buenos Aires Herald. Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA), escribe sobre temas urbanos en La Nación, Chequeado y elDiarioAR.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *