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De Nueva Zelanda a Punta de Vacas

Después de un recorrido de 160 mil kilómetros iniciado en octubre pasado, miles de personas se reunirán el 2 de enero al pie del Aconcagua. El objetivo es reclamar el desarme nuclear, el retiro de las tropas de ocupación y la renuncia de los gobiernos a las guerras.

por Federico Poore
Página/12, 14-12-2009

“Vayan a hablarles a las piedras”, se dice que respondió un oficial de Onganía cuando, en 1969, unos jóvenes pidieron realizar una reunión pública sobre “los deseos del ser humano”. Y así fue: en un paraje despoblado al pie del Aconcagua, conocido como Punta de Vacas, Mario Rodríguez Cobos –más conocido como Silo– dio su primera exposición pública ante doscientas personas. Aquel fue el principio del Movimiento Humanista, que en años siguientes lograría gran expansión internacional –con especial arraigo en España, Italia, India y Chile– y hoy, cuatro décadas después, está concretando una ambiciosa “Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia” que regresa al punto de partida original.

Cuando el 2 de enero de 2010 miles de personas lleguen hasta Punta de Vacas, Mendoza, se habrá cumplido un recorrido de 160 mil kilómetros iniciado en octubre pasado, en Wellington, Nueva Zelanda, con la participación –aseguran sus organizadores– de un millón de personas. A lo largo de la travesía, los cincuenta miembros permanentes que componen el “equipo base” habrán transitado seis continentes por tierra, mar y aire, más de cien países y un total de 160 pasos fronterizos.

Todos estos números hablan del énfasis puesto por los impulsores en el tamaño del evento. “Hace tiempo que veníamos barajando la idea de hacer algo multitudinario en el Aconcagua”, explica la docente Eugenia Pirolo, una de las organizadoras del último tramo. “La idea era armar un acontecimiento lo suficientemente grande como para darle una fuerte señal al mundo.”

La marcha fue lanzada en noviembre de 2008 por la Fundación Mundo Sin Guerras, y con el correr de los meses mostró un especial poder de convocatoria. En paralelo, una intensa campaña de adhesiones fue sumando a la causa a distintas personalidades de la cultura, desde China Zorrilla hasta José Sacristán.

La iniciativa propone el desarme nuclear a nivel mundial, el retiro inmediato de las tropas invasoras de los territorios ocupados y la renuncia de los gobiernos a utilizar las guerras como medios para resolver conflictos, entre otros puntos.

“El movimiento es un estilo de vida: estoy acá porque creo que el cambio personal y social van de la mano”, opina Gustavo Otero, organizador del evento con base en Neuquén. Otero cuenta que entró al humanismo en Mar del Plata hace ya treinta años, en sus épocas de estudiante. Ahora espera llenar cinco micros que salgan desde el valle del Río Negro. Eugenia Pirolo, que coordina desde Villa Crespo la ida hasta la montaña, es más optimista y calcula unas 20 mil personas. “Están viajando varios jóvenes y grupos de amigos. Siento que estamos llevándoles conciencia a las nuevas generaciones”, se entusiasma.

Desde Entre Ríos, Bernardita Zalisnak comparte sus motivaciones. “Me sumé al movimiento porque creo en la transformación a partir de la educación.” Ella es la encargada local de los micros que partirán hacia Mendoza. “Viene gente de Concordia, de Paraná… ahora se están sumando muchos estudiantes”, dice, contenta. “Calculo que en Punta de Vacas vamos a ser varios miles.”

Es en el tramo final donde están puestas las mayores expectativas. El 3 de diciembre la marcha entró en Latinoamérica, vía México. Tras recorrer América Central, el equipo de marchantes se dividirá en dos grupos que visiten, en simultáneo, los países cordilleranos y la Costa Atlántica. El equipo base de la marcha llegará a Buenos Aires el próximo martes 29 y será recibido por la Legislatura de la Ciudad. Un día después estarán en Santiago y el segundo día del año nuevo será testigo del gran cierre en el sitio fundacional.

La marcha simbólica está acompañada por festivales, foros y conferencias en distintas ciudades. Así lo atestigua la abultada agenda para fin de año: un acto en Tacna, un carnaval en Santiago, un recital en Montevideo… El objetivo último sigue siendo “crear conciencia de la urgencia de la paz y la no violencia”. Si bien los enfrentamientos se esfuerzan en dar por tierra las apuestas más optimistas, el 2 de enero miles de personas estarán en Punta de Vacas con la esperanza de ser escuchados por algo más que piedras.

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Por Federico Poore

Magíster en Economía Urbana (UTDT) con especialización en Datos. Fue editor de Política de la revista Debate y editor de Política y Economía del Buenos Aires Herald. Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA), escribe sobre temas urbanos en La Nación, Chequeado y elDiarioAR.

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