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Entrevista a Luis Juez

El senador por Córdoba del Frente Amplio Progresista, Luis Juez, explica los desafíos de la fuerza que integra y descarta la posibilidad de una alianza con el radicalismo.

por Federico Poore
Debate, 06-04-2012

“Hay un clarísimo ganador, que no somos nosotros”. Aquella frase de Luis Juez marcó a fuego el clima de su derrota como candidato a gobernador en las elecciones del 7 de agosto pasado. Sin embargo, tuvo su contraparte meses más tarde tras la buena performance electoral legislativa del Frente Amplio Progresista (FAP), hecho que le permitió convertirse en vicepresidente primero del Senado.
Hoy, desde su banca en la Cámara alta, el titular del Frente Cívico destaca tanto los proyectos comunes como las diferencias mostradas con sus compañeros del interbloque del FAP. También critica la “matriz unitaria” que, según su óptica, aún persiste en el diseño federal luego de ocho años de gobiernos kirchneristas. “Buenos Aires sigue recibiendo fondos, mientras la gente del interior está mendigando obra pública”, dispara.

Días atrás le tocó conducir durante un rato la sesión del Senado donde se discutió el traspaso de los subtes a la Ciudad de Buenos Aires. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Partimos de un lugar básico: nos preguntamos si Macri debe hacerse cargo del transporte de su Ciudad y, sobre eso, no hubo dudas. No hay excusa ni argumento para que un intendente, por más modesta que sea su comuna, deje de ser el responsable exclusivo de administrar el transporte urbano. Las excusas de Macri son inadmisibles, propias de un tipo que asume la gestión basándose en el marketing, sin la necesaria cuota de responsabilidad. Cuando nos tocó administrar el transporte en la ciudad de Córdoba lo hicimos con los riesgos que ello implicaba. Ahora, ¿tenemos que obligarlo al tipo con una ley del Congreso? ¿Es la mecánica adecuada? Es más bien un ámbito impropio que el gobierno nacional utiliza para ridiculizar al jefe de gobierno, mientras que a Macri le encanta, porque lo pone en situación de víctima.

¿Entonces?
No podemos estar acompañando una ley que intente resolver un problema estrictamente de gestión.

Sobre este tema no hubo un voto unificado al interior del FAP. ¿Teme que esta pelea entre el gobierno nacional y el de la Ciudad genere más divisiones internas?
No. Nosotros tenemos libertad para actuar y pensar como se nos ocurra, estamos dentro de un frente amplio que pretende expresar la más pura pluralidad ideológica y podemos tener miradas distintas sobre un mismo tema sin que eso implique un enfrentamiento.

¿Qué piensa sobre el proyecto de reformar la Carta Orgánica del Banco Central?
Supuestamente, en estos ocho años se llevó adelante la reforma económica más espectacular de la historia… ¿y ahora resulta que necesitamos otra Carta Orgánica? Hoy dicen lo mismo que nosotros pedíamos desde 2003: que se invierta en tareas productivas, un Banco Central más federal… ¿Y ahora, que se están quedando sin fondos propios, vienen con ese discurso? Creo que el Gobierno pretende echarle mano a los fondos del Central, a sus reservas de libre disponibilidad.

¿Cuál es su opinión sobre la política oficial en torno a la causa Malvinas?
Hemos acompañado esta cuestión. Malvinas es uno de esos temas que son de todos, como la política de derechos humanos. Debemos tener una conducta más coherente, que se mantenga a través de los años y que se plante frente a los organismos internacionales. Que fije un cronograma que diga que en 25 años las Malvinas tienen que convertirse definitivamente en argentinas y marque qué es lo que se debe hacer a nivel político y económico para que esto suceda. Son temas importantes.

Días atrás, Hermes Binner llamó a consolidar el armado del FAP. ¿Cómo ve esta construcción a futuro?
Estamos trabajando con mucha predisposición para construir un modelo de Frente Amplio. Aunque tuvimos algunos choques con quienes plantean que hay chances de hablar con el radicalismo.

¿Por qué se opone a esa alianza?
Es imposible armar una alianza con la UCR: el radicalismo de Córdoba es el más rancio del país. Pero seguramente iremos viendo y conversando estos temas dentro del Frente Amplio.

¿Qué iniciativas impulsará este año el FAP en el Congreso, más allá de la mayoría kirchnerista en ambas Cámaras?
Debemos trabajar para consolidar una estructura mucho más federal en el país. El tema de los subsidios puso en evidencia lo que venimos denunciando hace ya varios años: que la Ciudad de Buenos Aires sigue recibiendo fondos en el marco de una matriz unitaria que se genera en el puerto y que tiene a la gente del interior mendigando obra pública. Vamos a impulsar cuestiones como éstas, aunque sabemos de la situación parlamentaria favorable que ostenta el oficialismo.

Fue muy crítico del discurso de la presidenta Cristina Kirchner en la apertura de sesiones…
Me pareció innecesario el maltrato al sector docente. También fue pobre el anuncio sobre Malvinas: no se trata de agregar un vuelo más sino de ponerle límites a la pretensión colonial. Después está el tema de la defensa exacerbada de ciertos temas económicos, con números increíbles. Pero esto no quiere decir que esté todo mal. El Gobierno ha avanzado en cosas de las que estamos orgullosos: esta semana la Cámara Federal de Córdoba condenó a varios represores. Estuvimos 36 años pidiendo justicia.

Usted rescata la figura de Fernando Solanas, que el año pasado se peleó con Claudio Lozano y otros integrantes del FAP. Luego de su mala performance electoral, ¿cree que es posible que se acerque al frente?
La gente no es buena o mala según los votos que tiene. Acá ganó José Manuel De la Sota, que es de lo peor que tuvo la provincia. Pino es un gran dirigente y un tipo que me honra con su amistad. Hablaremos sobre la diferencia de matices con algunos dirigentes de Capital Federal, pero Pino fue el precursor de haber instalado la agenda ambiental en la Argentina; es decir, cosas que nosotros antes sólo escuchábamos en boca de una ONG europea y que ahora se discuten constantemente. Por todas esas cosas, y por tanta coherencia, creo que Pino Solanas no puede dejar de ser parte de cualquier proyecto nacional y popular.

DE LA SOTA Y MESTRE
Antes de recalar en el Senado, Luis Juez gobernó la ciudad de Córdoba cuatro años, entre 2003 y 2007. Hoy todavía se discute el balance de su paso por la intendencia. Los juecistas aseguran que su gestión terminó con la parálisis de la era Germán Kammerath (al frente de la ciudad entre 1999 y 2003); los críticos, que incrementó demasiado la planta de empleados municipales.

¿Qué balance hace del gobierno de José Manuel De la Sota?
Lamentablemente su gobierno está expresando todo aquello que denunciábamos durante la campaña electoral. Sus primeras medidas tuvieron un efecto devastador para las arcas públicas y ninguna utilidad para la sociedad. Hoy están paradas las obras públicas por un valor de 1.500 millones de pesos porque se les debe dinero a los contratistas, siendo que la ausencia de obras fue lo que generó el problema constante de las inundaciones o la crisis energética. Por otro lado, excepto la autovía de la ruta 9 -que recibió fondos de la Nación- hace años que no se emprende la mejora de la traza en la provincia. Hace ocho meses que la salud pública en Córdoba no funciona: la cadena de pagos está destruida y estamos al borde de la cuasimoneda. Todo esto lo podemos decir con mucha honestidad porque faltan cuatro años para la próxima elección.

¿A qué atribuye esta situación?
A estas administraciones. De la Sota no sabe explicar el endeudamiento de (Juan) Schiaretti y Schiaretti no puede explicar por qué dejó la provincia con este nivel financiero. Creo que en la provincia está muy arraigada aquella frase menemista: “Si en la campaña decíamos todo lo que íbamos a hacer, no nos votaba nadie”. Hoy Córdoba debe ser la provincia con la peor situación económica del país.

A cien días de asumir, Ramón Mestre dijo que la administración de Córdoba capital era complicada porque su gestión había heredado muchos problemas. ¿Qué es lo que vuelve tan difícil gobernar la ciudad?
Mestre ya instaló una chapa patente de inútil. Lo suyo es una “hermosa” conjunción entre la concepción neoliberal de los negocios y la inutilidad de Daniel Giacomino: se propuso vender todo aquello que el Estado tiene, mientras confronta con los trabajadores para mostrar una cierta idea de autoridad. Mestre le entregó un contrato por la recolección de residuos de 700 millones de pesos a una empresa de Corrientes sin experiencia en una ciudad de estas dimensiones. Aumentó un 140 por ciento los impuestos provinciales y un 70 por ciento el boleto de colectivo, que hoy vale 3,20 pesos para lo cual no compraron un solo colectivo ni mejoraron la frecuencia del servicio.

Mestre hizo críticas a su paso por la intendencia.
Quizás la crítica fue hacia la política municipal porque nosotros no confrontamos con los laburantes. Ahora bien, aumentamos cuarenta centavos el colectivo pero compramos nuevas unidades: él aumentó y no compró ni un cuatriciclo. Hoy no tiene ni para plantar un yuyo, pero gasta en publicidad como si tuviera una gestión exitosa para mostrar.

Por Federico Poore

Magíster en Economía Urbana (UTDT) con especialización en Datos. Fue editor de Política de la revista Debate y editor de Política y Economía del Buenos Aires Herald. Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA), escribe sobre temas urbanos en La Nación, Chequeado y elDiarioAR.

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