Tras el fracaso electoral de 2011, la Coalición Cívica intenta sobrevivir lejos de su líder. Las posibles alianzas y el regreso del perfil “progresista”.
por Federico Poore
Debate, 09-06-2012
El pasado 18 de mayo fue un punto de inflexión en la historia de la Coalición Cívica. Aquella mañana, mientras se elegía al rosarino Pablo Javkin como secretario general del partido, los delegados presentes votaron avanzar en el diálogo con fuerzas políticas afines. Un escenario radicalmente distinto al propugnado por Elisa Carrió en las últimas elecciones, donde la CC-ARI se presentó sin alianzas y obtuvo el último puesto entre los partidos que superaron las primarias. Su antigua líder, de viaje por México, no participó del encuentro: ahora se debate entre dar la discusión dentro del partido, donde ya no es mayoría, o irse definitivamente y gestar un nuevo armado.
La dirigencia de la CC se mostró conforme con la idea de barajar y dar de nuevo. “Tuvimos un pronunciamiento muy contundente en torno a la renovación del partido”, explicó a Debate Pablo Javkin días después del encuentro en el Centro Vasco, y agregó: “vinieron todos los partidos que invitamos y pudimos restablecer el diálogo”. Este abogado de cuarenta años, fundador del ARI y autor de la Ley de Boleta Única de Santa Fe, había terminado en diciembre su período como diputado provincial y fue designado al frente del partido en lugar de Adrián Pérez, quien dejó su cargo para ir a estudiar a Estados Unidos.
Antes de irse, el ex candidato a vicepresidente dejó un claro mensaje al plenario de 82 delegados: “El esquema de 2011 no puede repetirse”, sentenció Pérez. Durante su exposición, varios de los presentes recordaron que el “pollo” de Lilita fue quien terminó dando la cara la noche de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) donde la Coalición Cívica arañó el 3 por ciento de los votos, cifra que cayó al 1,82 por ciento en la elección general. Todos coincidieron en el diagnóstico: Carrió había perdido casi cuatro millones de votos desde las presidenciales de 2007, cuando salió segunda detrás de Cristina Kirchner. Más aún: de tener una bancada con casi veinte integrantes en 2009, la representación parlamentaria de la Coalición Cívica corre el riesgo de extinguirse el año próximo. Hoy que Lilita parece haber dado un paso al costado, la estrategia del partido vuelve a orientarse hacia posibles alianzas.
LA POSIBILIDAD DE UN FRENTE
El encuentro que consagró a Pablo Javkin tuvo numerosos invitados extrapartidarios. Su intervención fue aplaudida, entre otros, por el titular de la UCR, Mario Barletta; por los referentes del Frente Amplio Progresista, Juan Carlos Zabalza (PS) y Margarita Stolbizer (GEN); y por el líder de Proyecto Sur, Fernando “Pino” Solanas. “Con Proyecto Sur tenemos coincidencias en temas claves como ferrocarriles y recursos naturales, mientras que con el socialismo y la UCR hemos compartido el Acuerdo Cívico y Social”, detalló Javkin.
Frente a ellos, la CC-ARI resolvió iniciar una campaña a favor de una reforma tributaria y continuar la cruzada “Sin agua no hay futuro”, presentada en abril en Río Negro para concientizar sobre los riesgos de la minería a cielo abierto, lo que daría a entender que, en esta nueva etapa, el acento volverá a estar puesto en el perfil “progresista” del partido. “Carrió manifestó por carta que no iba a obstaculizar esas decisiones. Tampoco es que pueda hacerlo”, dijo Pérez.
Fuentes partidarias admiten que con quien más se conversó en este tiempo es con Proyecto Sur -otro movimiento necesitado de votos-, aunque en la Coalición Cívica saben que al sellar una alianza con Solanas no podrán cerrar con otros partidos del plenario, especialmente la UCR. El radicalismo, por otra parte, tiene sus propias discusiones internas tras el tercer puesto de octubre y la división en el Congreso frente a algunas medidas tomadas por el gobierno nacional.
Las chances, entonces, parecen estar más volcadas al bloque del FAP y a algunas de las fuerzas que lo integran. “Las coincidencias con el GEN en provincia de Buenos Aires son muy grandes y con el socialismo construimos una relación de más diez años en Santa Fe”, recordó uno de los integrantes de la cúpula partidaria. Posibles acuerdos con el frente que lidera Hermes Binner avanzan en Entre Ríos, Santa Fe, Río Negro y Santa Cruz.
Para Javkin, lo central en esta nueva etapa será retomar el “horizonte de alternancia”, lo que implica que la CC deberá salir del lugar de fuerza testimonial que hoy ocupa en el mapa político. Y si bien públicamente niega la proximidad de un acuerdo (“lo peor que podemos hacer es ponernos a discutir alianzas este año”, dice), los dirigentes que lo acompañan saben que el objetivo será sumar la mayor cantidad posible de votos en 2013, teniendo en cuenta que las elecciones de medio término favorecen a aquéllos que ofrecen un “control legislativo” del gobierno nacional y que será difícil repetir una performance tan pobre como la de octubre.
¿Qué sucederá con Carrió? En el entorno de la chaqueña aseguran que “no se fue a ningún lado” y que seguirá acompañando el derrotero del partido aunque no comparta las decisiones del grupo. Sin embargo, sus potenciales objeciones estarán en franca minoría, ya que luego del alejamiento de “lilitos” como Fernando Sánchez y Maximiliano Ferraro, su grupo de incondicionales se redujo a apenas un puñado de dirigentes.
En las últimas semanas, Lilita dedicó sus días al Movimiento Humanista de Resistencia y Construcción, un espacio más “espiritual” que político, que comparte junto al ex diputado nacional Juan Carlos Morán y al dirigente Héctor “Toty” Flores. Incluso Elsa “Tata” Quiroz, una de las figuras más cercanas a Carrió, no participa activamente del movimiento por estar tramitando su jubilación. Para Flores, ninguno de los ex diputados padece el “síndrome del legislador con mandato cumplido”, pero justifica los caminos que cada uno tomó tras el derrumbe. “Todos los que quedamos afuera de la Cámara tenemos que rearmar nuestras vidas”, dijo.
EL ÉXODO CÍVICO
El alejamiento de los principales dirigentes de la Coalición Cívica comenzó en octubre de 2007, días después de que Elisa Carrió obtuviera el 23 por ciento de los votos en las presidenciales, en lo que sería su pico de aceptación popular. Un grupo de diputados encabezado por Eduardo Macaluse -entre los que se encontraban Carlos Raimundi, María América González, Delia Bisutti y Marta Maffei- se fue tras cuestionar las alianzas con Patricia Bullrich, María Eugenia Estenssoro y Alfonso Prat Gay, el “giro a la derecha del ARI” y prácticas autoritarias de Carrió. Luego sería el turno del senador Samuel Cabanchik, que formó su propio bloque en la Cámara Alta. Hasta Fabiana Ríos, que le había dado la primera gobernación al ARI, se alejó para conformar su propio partido. Luego llegarían las peleas con los dirigentes del Acuerdo Cívico y Social, que arañó el 30 por ciento de los votos a nivel nacional, a los que acusó de “traidores”.