El intendente electo de Córdoba anticipa cómo será su relación con el gobierno nacional y reflexiona sobre el futuro de su fuerza luego de las elecciones.
por Federico Poore
Debate, 30-09-2011
Con apenas 39 años, acaba de ser electo intendente de la segunda ciudad más grande del país. Su triunfo en Córdoba terminó de consagrarlo como una de las figuras más importantes del radicalismo y fue exhibido por varios dirigentes para mostrar que el partido puede mejorar sus números nacionales en octubre.
En medio de las discusiones generadas por los candidatos que se alejan de Ricardo Alfonsín, Mestre recibió a Debate en su despacho del Senado para hablar de la figura presidencial del partido, la “necesaria renovación” de la UCR y el trato que tendrá su intendencia con el Ejecutivo nacional.
¿Qué balance hace de las primarias?
La Presidenta ha hecho una elección muy buena, contundente. Fue un triunfo muy importante. Estaría faltando a la verdad si no dijera las cosas de esta forma.
¿Y la performance del partido?
En relación al radicalismo, tenía más expectativas: creí que nos iba a ir mejor. Pero el 23 de octubre no es solamente una cuestión formal donde ya está consumado el triunfo de la Presidenta. El radicalismo tiene la gran oportunidad de expresar sus ideas, plantear un equilibrio en relación al actual proyecto político y, sobre todo, sostener que, más allá de las diferencias que uno pueda tener, necesitamos que exista un proyecto alternativo. Creo que Ricardo Alfonsín está en condiciones de expresarlo.
¿No ve un alfonsinismo en retirada?
No, todavía estamos en pleno proceso electoral. Evidentemente, después del resultado de las internas alguno puede llegar a creer que hay una situación compleja para su candidatura, pero en lo que a mí respecta, voy a hacer un gran esfuerzo para que triunfe en Córdoba. Después son otras las explicaciones que tendrán que dar el partido y el candidato, y quienes han venido planteando este esquema a nivel nacional.
¿Disiente con la decisión de los candidatos a gobernador Roberto Iglesias y Atilio Benedetti de despegar su boleta de la de Alfonsín?
Son situaciones muy particulares, muy locales, que, como no las conozco, no corresponde que opine.
¿Va a votar a Alfonsín en octubre?
Sin dudas, ya que estamos trabajando orgánicamente dentro de la Unión Cívica Radical. Cuando triunfamos en Córdoba, planteamos, como sugerencia a todos los dirigentes, que se siga discutiendo la posibilidad de ser alternativa. Les explicamos que nosotros no ganamos por casualidad, sino que fue producto de un enorme esfuerzo, con un proyecto que se forjó en la derrota, pero sobre la base de la renovación partidaria. Si no existe la posibilidad de abrevar en las fuentes, de ir a los barrios, de plantear cómo resolver necesidades, es muy difícil que se pueda vertebrar una alternativa a nivel nacional. Si queremos tener posibilidades en octubre, deberíamos tener esta actitud. Y si no tenemos la posibilidad, ésta es la base para el futuro. Porque, evidentemente, somos un partido nacional y popular. Al tener diputados, senadores, intendentes y muchos sectores que acompañan al partido a nivel nacional, contamos con ventaja respecto de otros partidos a la hora de instalarnos como alternativa. El radicalismo tiene que trabajar en estas cosas, aunque ahora no sea el tiempo de profundizar la autocrítica. El 23 de octubre espero que festejemos, en vez de autocriticarnos, pero no puedo dejar de reconocer la situación actual.
¿Piensa que hubo un error al elegir las alianzas o en dejar ir al socialismo?
Todo eso es para después del 23. Ahora hay que concentrarse en el esfuerzo que vamos a hacer, por ejemplo, en Córdoba, para aportarle a Alfonsín la mayor cantidad de votos.
En diciembre el radicalismo renovará sus autoridades. ¿Qué perfil deberá tener su nuevo conductor?
El requisito número uno es la vocación de poder. El radicalismo no puede transformarse en un partido testimonial, donde algunos se intentan arrogar los cargos, ocupando un espacio para beneficio personal, en lugar de tomar la decisión de conducir un gobierno local, provincial y, por qué no, nacional, que es nuestro principal objetivo. Lo que hicimos en estas circunstancias tiene que ser un ejemplo. Para muchos es más fácil quedarse en el Senado de la Nación: para mí es un gran desafío y una enorme responsabilidad ir a recuperar mi ciudad. Ésta tiene que ser la combustión necesaria para que el radicalismo vuelva a generar esta vocación de poder.
¿Tiene algún candidato en mente?
Todavía no, pero existen dirigentes muy importantes a nivel nacional, como Ernesto Sanz. Ahora, cuando pienso en un perfil, me refiero al tipo de personas que tienen que encarnar esta situación singular de renovación partidaria. Que no es generacional, porque hay muchos que no han ocupado espacios y tienen ya muchos años de militancia, pero sería bueno que también los ocupasen.
¿Está pensando en alguien en particular?
No, no.
¿Qué figuras de su generación rescata dentro del radicalismo?
Muchas: el vicegobernador de Santa Fe, Jorge Henn; el intendente de Santa Fe, José Corral; el diputado Guillermo Galván en La Rioja… Todos ellos pueden ser esto que estamos planteando. También destacaría al senador José Manuel Cano en Tucumán, el senador Mario Cimadevilla en Chubut, el senador Luis Naidenoff en Formosa. Son varios los dirigentes que no han tenido posibilidad de tomar decisiones concretas y que son, al fin y al cabo, quienes tienen que empezar a ocupar estos espacios.
¿Qué papel cree que puede tener Julio Cobos en esta nueva etapa?
Tengo entendido que ha dispuesto dejar la actividad por un tiempo, me parece que hay que respetarlo. Lo cierto es que no hablé con él sobre estos temas.
¿Cómo ve el futuro del radicalismo?
Tenemos que esperar la elección. Después seguramente vamos a profundizar el debate y las acciones que hay que tomar hacia adelante. La sugerencia es seguir luchando, seguir discutiendo, pero sobre la lógica de ir impulsando la renovación.
¿En qué estado se encuentra la ciudad
de Córdoba?
Sin dudas será un desafío importante poder gobernar la ciudad después de tres gestiones desastrosas. A pesar de ser la segunda ciudad de la Argentina, la falta de políticas, de un plan de gobierno y de un equipo ha ido generando una ruptura en las políticas de continuidad que se habían llevado a cabo desde 1983 a 1989. Hoy la situación de Córdoba es caótica, no solamente en lo que tiene que ver con los servicios, sino también con problemas estructurales en relación a desagües, cloacas, gas, vivienda, la mejora de la red vial, las necesidades de transporte. En fin, la ciudad tiene muchísimos inconvenientes y va a haber que hacer un esfuerzo muy grande para recuperarla y reconstruirla.
Días atrás manifestó su intención de trabajar “codo a codo” junto al gobierno nacional. ¿Qué tipo de relación busca tener?
Aquélla que signifique defender los intereses de Córdoba de la manera más inteligente posible. Queremos un diálogo con el Gobierno que permita mejorar las condiciones de la ciudad.
¿Cómo cree que se viene dando esta relación, teniendo en cuenta que existen proyectos comunes como el subte y los planes de vivienda?
Hasta ahora ha sido mal utilizada, fundamentalmente por las actuales autoridades municipalidades, que no tuvieron capacidad de gestión ni han aprovechado los recursos, planes y herramientas que el gobierno nacional dispone. Nosotros demostramos en Córdoba, donde gobernamos 180 municipios, que los intendentes pueden tener una excelente relación tanto con el gobierno provincial como con el nacional.
¿Cree que existe un trato diferencial del Ejecutivo nacional con los “radicales K”?
No conozco en profundidad su relación con el gobierno central, pero desde Córdoba vamos a trabajar para tener diálogo más allá de cómo sea la relación de la Presidenta con los demás gobiernos.
Luego de su triunfo dijo que quería reunirse con Aníbal Fernández. ¿Ya tiene fecha
el encuentro?
Todavía no hemos tenido la posibilidad de conversar, pero siempre es bueno un diálogo institucional. Sería óptimo para trabajar en los temas comunes.