Martín Sabbatella, candidato a gobernador de Buenos Aires por Nuevo Encuentro, analiza la performance de su fuerza en las primarias y el escenario de las generales.
por Federico Poore
Debate, 23-09-2011
El diputado Martín Sabbatella está conforme. Su partido obtuvo un caudal de votos parecido al de 2009 y Cristina Kirchner, su compañera de boleta en la colectora que lo llevó como candidato a gobernador, arrasó en las PASO. Pero el resultado de las primarias también dejó fuertes debates internos, como el que se dio tras la decisión del partido de retirar las candidaturas en Vicente López y Malvinas Argentinas para evitar que, en esos distritos, gane “la derecha más explícita”.
En medio de estas semanas agitadas, Sabbatella recibió a Debate en las oficinas porteñas de Nuevo Encuentro para charlar sobre el clima electoral, sus críticas al gobernador Daniel Scioli y la figura de Gabriel Mariotto.
¿Cómo tomó los resultados del 14 de agosto?
El primer balance es de profunda alegría, de muchísimo entusiasmo por el resultado, porque implica un apoyo masivo al rumbo que vive la Argentina. Sentía el acompañamiento a Cristina, pero verlo todo junto en las urnas, con ese resultado, da muchísima fuerza. Creo que es un fuerte respaldo con la seguridad de que Cristina expresa el mejor camino para defender lo hecho y seguir recorriendo los temas pendientes.
¿Qué lectura hace del resultado que obtuvieron las fuerzas de oposición?
Quedó claro que esa oposición no tiene propuestas y que perdió la brújula. Hace dos años que viene anunciando crisis que no fueron: fin de ciclo, finales abruptos, apocalipsis… De hecho, no sólo imaginaron este escenario sino que hicieron un esfuerzo para conseguirlo, trabando proyectos como el presupuesto y queriendo convertir el Congreso en un bufet de intereses corporativos. La oposición invitó a la Argentina a retroceder y la amplia mayoría de la población le dijo que no. Después de las elecciones tuvo lugar una reacción del tipo manotazo de ahogado. La primera semana hablaron de fraude; la segunda, de cambiar las reglas del juego con la boleta única. Su preocupación es oponerse a este rumbo, de la misma manera que Graciela Camaño el año pasado clausuró los debates a las trompadas en el Congreso. Es la desesperación evidente de quienes no tienen idea de cómo construir una propuesta.
El último resultado electoral, ¿es mayor mérito del Gobierno o falla de la oposición?
Uno de los argumentos del establishment consiste en decir que Cristina logró este resultado porque no tiene oposición, pero la hay y para todos los gustos: Mauricio Macri, Francisco de Narváez, Pino Solanas, Hermes Binner, Lilita Carrió… Por lo tanto, no es que no haya oposición: la hay, pero nadie la elige. Lo que sí existe es una amplia valoración de lo que significó Néstor Kirchner, de lo que significa Cristina y de que la Argentina empezó a cambiar su paradigma, recuperando el rol del Estado y construyendo una sociedad de derechos. Es indiscutible que hay un país que avanza y eso es lo que la sociedad valora.
¿Cree que en octubre Cristina puede llegar a obtener más votos que en las primarias o asume que sacará un porcentaje parecido?
Con “parecido” estamos bárbaro (risas).
¿Cómo evalúa la performance de su fuerza en la provincia de Buenos Aires?
La participación de Nuevo Encuentro nos tiene muy entusiasmados, teniendo en cuenta que para las fuerzas emergentes siempre son más complicadas las elecciones ejecutivas. Estamos contentos con el resultado porque obtuvimos una plataforma importante que nos permite encarar una segunda etapa el 23 de octubre con una fuerza política que tiene que seguir creciendo.
Su partido obtuvo un porcentaje de votos casi idéntico al de 2009. Puede haber alegría, como usted decía, por el piso mantenido, sobre todo tratándose de una elección ejecutiva, pero existe la sensación de que tampoco creció.
Es evidente que el impacto de las políticas nacionales generó beneficios en términos electorales al conjunto de los oficialismos, y que dentro de esta mejora en la calidad de vida que uno palpa todos los días es difícil diferenciar qué tiene que ver con el gobierno nacional, el provincial o el municipal. Hay algo de eso en el resultado. Pero creemos que la fuerza sigue creciendo y que dio un paso importante. En cambio, las propuestas que invitaban al fracaso, como el caso De Narváez, retrocedieron, y opositores con otros perfiles, como Margarita Stolbizer, también fracasaron. De Narváez sacó la mitad de los votos que en 2009 y Stolbizer, un cuarto. Un escenario donde los que invitaban a retroceder no obtuvieron aceptación popular permite votar pensando en los debates que vienen.
¿Cuánto pesó el “efecto Mariotto” en el resultado obtenido por Daniel Scioli? ¿Cree que pudo haberlo perjudicado, te
niendo en cuenta que el perfil de Ma
riotto tiene puntos de contacto con el suyo?
Tengo un gran respeto y una muy buena relación personal con Gabriel, pero creo que el rumbo de un gobierno lo pone la cabeza del Ejecutivo. ¡Y por suerte es así! No me imagino qué hubiese pasado al revés con Julio Cobos como vicepresidente. La realidad es que la cabeza sigue siendo quien determina las políticas. Por eso, más allá de la valoración y las coincidencias que tengo con Gabriel, sé que su lugar no cambia el rumbo ni el perfil del gobierno provincial. Scioli se sabe acomodar a los vientos que soplan: hoy el viento lo hace Cristina y eso nos da tranquilidad a muchos, el tema es cuando le toca soplar a él. Él mismo explica cuáles son nuestras diferencias cuando reivindica el triunfo de José Manuel de la Sota, festeja la victoria de Miguel Del Sel o llama a Carlos Menem para felicitarlo por el fallo de la Justicia.
¿Cómo justificó el partido la decisión de bajar sus candidaturas en Vicente López y Malvinas Argentinas?
La verdad es que hubo mucho debate y las decisiones las tomamos en el plenario de la militancia de cada distrito. Estuve allí cuando se planteó que teníamos que hacer el mayor de los esfuerzos para que la derecha explícita no gane en Vicente López ni en Malvinas. Fue cero mezquindad porque nuestra fuerza es muy crítica del gobierno de Enrique García y porque lo que ordenó la decisión fue el deseo de evitar la victoria del macrismo y no un acuerdo con el gobierno municipal.
En San Martín, su partido quiso bajar las listas que llevan a Graciela Elguer como candidata, pero el Partido Solidario decidió mantenerlas. ¿Esto es así?
Nuevo Encuentro no tomó una decisión como tal, ya que en San Martín somos un espacio de muchas fuerzas políticas. Hubo distintas opiniones y no se llegó a una síntesis, ni siquiera hacia el interior de nuestro propio partido, por lo que la conclusión fue no retirar la lista.
¿Siguen firmes las candidaturas en Morón y en Ituzaingó?
Y en todo el resto. Los únicos dos lugares donde retiramos las listas son Vicente López y Malvinas.
Imaginemos por un segundo que Daniel Scioli de pronto aparece en las encuestas en empate técnico con Francisco de Narváez. ¿Consideraría bajar su candidatura a gobernador?
Entiendo la pregunta, pero no va a suceder. El 14 de agosto demostró que eso es imposible. Si hubiese habido una paridad, Nuevo Encuentro se habría sentado a debatir qué hacer. Pero hoy todos tenemos la tranquilidad de que esa derecha no va a avanzar y podemos votar pensando en darles fuerza a los debates pendientes.
¿Cómo se mantiene la autonomía en un contexto tan polarizado?
La identidad de Nuevo Encuentro es también la pertenencia a este rumbo y a esta tradición política. Nosotros somos una fuerza política autónoma en términos de organización y estructura, pero no somos independientes del universo de ideas que gobiernan la Argentina. Uno es lo que hace cuando le toca actuar: ése es nuestro rasgo de identidad.
Retrospectivamente, ¿cree que hubiese sido una mejor idea desembarcar en Capital y crecer allí antes de lanzarse a la gobernación de la provincia, un terreno más complejo y con otro perfil electoral?
Estamos en todo el país con distintos niveles de desarrollo en función del momento en el que empezamos. En Capital hemos sido parte del frente que impulsó la candidatura de Daniel Filmus y Carlos Tomada mediante una lista que encabezó Gabriela Cerruti con un muy buen resultado. En la provincia seguimos siendo una fuerza nueva que es parte del debate que vive el país, que está construyéndose al calor de este momento.
¿Es posible crecer con esta estrategia?
Hay que lograr anclar territorialmente estos procesos de transformación en cada uno de los municipios y creemos que éste es el mejor momento para hacerlo. El contexto nacional y regional ofrece una oportunidad histórica para ponerlos a la altura de estos debates.
Si le llegasen a ofrecer un cargo concreto dentro de la estructura del Estado, ¿lo aceptaría?
El partido tiene un fuerte compromiso con este rumbo de la manera que sea, pero de darse no sería una discusión personal. El análisis lo tiene que hacer la fuerza en función del contexto y de si significa la construcción de un espacio donde nuestro partido está invitado o si se trata simplemente de personas. Yo actúo en el marco de lo que decida la fuerza.