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¿Qué fue del Plan Conectar Igualdad?

El proyecto local -que siguió el camino de otros proyectos OLPC en la región, como Ceibal en Uruguay- se relanza con algunas diferencias: se mantiene el doble booteo y se bajan los costos pero resignando desarrollos locales.

por Federico Poore
Information Technology, julio 2017

Más económico pero menos nacional. Así es la versión 2017 del plan Conectar Igualdad, que luego de un período de transición volvió a tomar fuerza en mayo con las entregas de netbooks a estudiantes de colegios secundarios. En el interregno, el hermetismo sobre el futuro del proyecto fue total pero, aun así, se puede dibujar una radiografía del programa que, a simple vista, presenta cambios con la versión anterior.
Primer dato saliente: el organismo encargado de su implementación ya no es más la Anses sino Educ.ar, una sociedad del Estado que depende del Ministerio de Educación. El traspaso de un organismo a otro (según el gobierno, “para articular mejor este programa con otros proyectos de tecnología educativa”) incluyó despidos en el área y estuvo acompañado por la preocupación de sectores vinculados al movimiento de software libre de que el Estado abandonara el menú de doble booteo. Sin embargo, esta opción—si es que existió— fue descartada, según confirmó la máxima autoridad del área. “Las netbooks seguirán incluyendo el doble booteo con Windows y Huayra tal como se viene realizando hasta ahora”, explica a INFOTECHNOLOGY Guillermo Fretes, titular de Educ.ar.
Desde sus inicios en 2010, la versión local del proyecto One Laptop Per Child (OLPC) ya otorgaba la opción de elección de sistema operativo. De hecho, el stock de netbooks que el Estado estuvo entregando hasta hace poco incluía Windows 8.1 y Huayra 2. ¿Cuál es la novedad? Que a partir de este año los equipos van a venir con Windows 10 y Huayra 3 (GNU/Linux Huayra basado en Debian 8 para 64 bits), según confirmó uno de los encargados del programa. En la nueva tanda de netbooks se reemplaza el disco mecánico por uno de estado sólido.
Los proveedores, en su mayoría, seguirán siendo los mismos que acompañaron el último tramo de la gestión anterior: Newsan, BGH, Novatech y Agen S.A. (empresa de Eduardo Wasi, dueño de Dinatech). La licitación fue liderada por la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS). “A pesar de ser un producto de similares características al anterior, los equipos presentan algunos cambios”, explica Fernando Villanueva, gerente de Informática de Grupo Newsan. “Esta versión cuenta con una pantalla más grande — en el modelo anterior era de 10,1 pulgadas, hoy es de 11,6— y tiene un procesador superior.” De un Celeron N2808 Bay Trail se pasó a un Celeron N3010 Cherry Trail, un chip de Intel con mayor performance gráfica.
Entre el resto de los proveedores consultados impera el secretismo. Alejandra Pirozzo, directora de Corporativo y Gobierno en Novatech, explicó a esta revista que de momento no pueden dar detalles sobre su involucramiento en el programa debido a un acuerdo de confidencialidad.

Menor costo, ¿menos funciones?
Fretes asegura que para esta nueva etapa del plan, el Estado logró bajar los costos de manera espectacular. “Hemos mejorado el proceso de compra, llevando el precio promedio de US$ 500 por netbook a US$ 233 aproximadamente, sosteniendo el ensamblado local. Es decir, hemos generado un ahorro superior al 50 por ciento”, asegura el titular de Educ.ar. De manera similar se expresó el jefe de Gabinete, Marcos Peña, que en su informe a la Cámara de Diputados a fines de mayo habló de “sobreprecios” durante la anterior gestión.

No todos comparten esta mirada. Vladimir Di Fiore, ex jefe del Centro Nacional de Investigación y Desarrollo de Tecnologías Libres (Cenital), encargado del desarrollo de Huayra Linux, argumenta en conversación con InfoTechnology que los mejores precios para 2017 se obtuvieron limitando el alcance de las garantías.

“Parte del problema de los costos es que esas máquinas salían con un seguro bastante importante. En los últimos años, esta garantía se había modificado de manera tal que las netbooks con problemas se repararan sin darle espacio al proveedor para que hable de un ‘mal uso’ por parte del estudiante y eso, naturalmente, subía el costo de los equipos”, dice Di Fiore.

Durante el gobierno anterior, parte del aumento de los costos (y de las demoras en las entregas en las netbooks) tenía que ver con que ante cada nueva licitación a los proveedores se les exigía que fueran agregando algún desarrollo local nuevo. El camino ahora parece ser el inverso. “El nuevo pliego dejó de exigir un alto porcentaje de componentes de origen nacional, por lo cual las baterías, los cargadores, los cables de alimentación, las memorias, las carcasas plásticas, pasaron a ser importados”, explica Villanueva. “También hay una reducción en el costo de fabricación debido a que el nuevo pliego no exige que la placa madre sea de origen local.” A esto hay que agregar que la empresa pudo pasarla oferta en pesos a dólares.
Desde Newsan confirman que el período de servicio técnico de los productos se acortó de 24 a seis meses y que la nueva versión de los equipos no cuenta con placa sintonizadora de TV, como sí tenían los modelos anteriores. Así y todo, el representante de la empresa asegura que la principal causa de la baja del precio está relacionada con la eliminación del arancel de importación del 14 por ciento promedio a los componentes para fabricación, resultado del decreto 117/17.

Más que fierrros

Sea como fuere, y como siempre se encargan de subrayar los expertos en tecnología, un programa OLPC implica mucho más que entregar netbooks: es un plan de integración de TIC que reúne elementos a menudo dispersos (infraestructura, equipamiento, conectividad, producción de software educativo, capacitación docente) en una política de Estado. Y en ese sentido, si bien la continuidad del programa es una buena noticia, aún queda mucho por delante.

Un problema sustancial, dice Fretes, es la falta de conectividad en la escuela y en el aula. “Esto es importante porque permite una mejor gestión del soporte y mantenimiento, pudiendo actuar de manera remota para actualizaciones y desbloqueos”, asegura el funcionario de Educ.ar, y da un ejemplo de cómo una mejora en la conexión en los centros educativos puede mejorar este proceso cuando un equipo falla o se rompe. “Anteriormente, ante cualquier inconveniente se enviaba el equipo a un centro de soporte en Buenos Aires. Ahora estamos lanzando un 0-800 que permitirá resolver inconvenientes de manera remota, y lanzando una licitación donde vamos a federalizar el soporte técnico.” (Fretes aclara que las piezas sí quedarían centralizadas en ciudad de Buenos Aires por un tema de eficiencia de inventario).

Otro desafío recurrente es el hecho de que muchos maestros hoy no están preparados para operar los equipos ni para dictar contenidos especiales que aprovechen al máximo la potencialidad de las netbooks. Para encarar este problema, el gobierno actual prometió llevar adelante programas de formación docente en educación digital “para fomentar el uso cotidiano de los equipos”, algo que —insiste Di Fiore y otros ex encargados del plan—ya se venía realizando.

Algunas experiencias aisladas muestran el potencial de este tipo de trabajo en clase. En Mendoza, la Escuela de Comercio Martín Zapata de la Universidad Nacional de Cuyo ofrece por segundo año consecutivo el taller de Robótica y Programación para los estudiantes de la orientación en Informática. El programa Scratch provisto en las netbooks les permite trabajar de manera modular y, al final del curso, diseñar un robot a control remoto.

Claro que para muchas instituciones esta posibilidad es apenas un sueño. En febrero, el gobierno lanzó el Plan Nacional de Conectividad Escolar, comenzando por escuelas rurales de Jujuy y Corrientes. Las cifras oficiales asustan: a principios de este año,sólo un 12 por ciento de las escuelas cuenta con internet para uso pedagógico.

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Por Federico Poore

Magíster en Economía Urbana (UTDT) con especialización en Datos. Fue editor de Política de la revista Debate y editor de Política y Economía del Buenos Aires Herald. Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA), escribe sobre temas urbanos en La Nación, Chequeado y elDiarioAR.

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