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Entrevista a Nito Artaza

El senador radical Eugenio «Nito» Artaza reclama la renovación de su partido y critica a los dirigentes que plantean una alianza con el PRO.

por Federico Poore
Debate, 17-02-2012

Nito Artaza es una rara avis dentro del radicalismo. Ingresó como senador en 2009 vinculado al espacio del ex vicepresidente Julio Cobos, pero su figura creció tras oponerse a las posturas más conservadoras del partido. En los últimos meses criticó por izquierda tanto al kirchnerismo como a la cúpula de la UCR y desafió a los dirigentes que intentan un acercamiento al macrismo. «Que vayan y se afilien al PRO», sostuvo.
En diálogo con Debate, Artaza repasa las posiciones «populares» que el radicalismo debería empezar a defender abiertamente, antes de aliarse con otros espacios. También reconoce su cercanía con el Gobierno en el diferendo por las Islas Malvinas. «Tenemos que plantearnos como un partido antimonopólico y antiimperialista», dispara.

Luego de las últimas elecciones, el radicalismo comenzó un profundo debate por su perfil, que venía desdibujado. ¿Qué banderas cree que debería defender la UCR?
La principal es volver a recuperar nuestros recursos no renovables, como el petróleo, la pesca y la minería. De hecho, el único proyecto presentado sobre la prohibición de la minería a cielo abierto es el mío, que está en el Senado. Además, tiene que volver a representar a los trabajadores. Debemos interpretar que somos un partido nacional y popular que responde a la agenda de la gente y no de las corporaciones. De 2001 hasta la fecha, no hemos sabido resolver el poder del sistema financiero y ése es el gran desafío del partido: volver a acompañar políticas públicas que no respondan a intereses corporativos. Nosotros somos un partido humanista y democrático. Tiene sentido que tanto el Gobierno como el radicalismo, partidos nacionales y populares, coincidan en algún momento. Pero al mismo tiempo deberíamos ser una alternativa de gobierno porque no coincidimos con las formas hegemónicas del peronismo.

El año próximo es importante para la UCR, que pondrá varias bancas en juego. ¿Cuál es la mejor estrategia de cara a las legislativas? ¿Ir solos o aliarse con alguna otra fuerza?
Algo que rescato es que hoy estamos discutiendo políticas. En la última Convención se habló mucho de los discursos, pero también hubo debates profundos, y una juventud que empuja. Tenemos que decir: “El radicalismo tiene alternativa”. ¿Quiénes nos van a acompañar? El que esté dispuesto a recuperar los recursos naturales, el que proponga una agenda a los trabajadores, el que esté dispuesto a estar al lado de la gente. Tenemos que continuar el diálogo con el socialismo, porque estamos mucho más cerca de ellos. No me imagino discutiendo una agenda de los trabajadores con el PRO. Creo que Macri va a estar del lado del empresariado, y nosotros del lado de los trabajadores. Quien quiera plantear esa alianza, que se afilie ya al PRO.

¿Tan grande es su diferencia con los dirigentes que plantean un acercamiento al macrismo?
Nosotros no podemos ser solamente una circunstancia electoral. Tenemos que exponerle a la sociedad que no tenemos este tipo de contradicciones. Ya lo hemos probado en la última elección y nos hemos equivocado. Tenemos que tener claro hacia dónde vamos, aunque puede haber un acuerdo circunstancial en algún distrito. Alfonsín en 1983 también ganó con fuerzas conservadoras, pero cuando asumió no dudó un segundo en juzgar y procesar a quienes violaron los derechos humanos. Por eso digo que el radicalismo tiene que decir: “¿Están de acuerdo en acompañarnos en esto?”. Ahí es donde tenemos que discutirle al Gobierno. Tengo proyectos presentados sobre blanqueo de sumas no remunerativas para los trabajadores que el kirchnerismo se niega a tratar, además de una propuesta de profunda reforma tributaria sin impuestos distorsivos como el IVA. Ésa es la discusión que tenemos que dar, cómo abocarnos al bien común. Y si este Gobierno ha obrado bien en algunas cuestiones, debemos acompañar esa agenda, no oponernos simplemente porque algún medio nos lo impone.

¿Hasta dónde llegan las coincidencias con el kirchnerismo?
El Gobierno y la oposición tomaron muchas de nuestras banderas. El otro día me encontré con dirigentes jóvenes de La Cámpora en Mar del Plata. Los muchachos estaban repartiendo volantes con la foto del general Enrique Mosconi, diciendo que iban a “recuperar el petróleo”. Pedí la palabra y les dije: “Como senador radical también quiero recuperar el petróleo para los argentinos; les recuerdo que Mosconi era radical y que la política de Yrigoyen era ésa”. Creo que en algún momento vamos a coincidir. La clave es saber con qué sectores hay que confrontar.

A la luz de estas coincidencias, ¿cómo ve la posibilidad de sellar alguna alianza local con el kirchnerismo?
En algunos distritos puede darse, sobre todo en las elecciones legislativas. Pero nosotros tenemos que subrayar que somos una alternativa a este Gobierno, porque nuestro proyecto nacional respeta el pensamiento de los otros. Algunos dirigentes del kirchnerismo tienden a un todo o nada, no admiten una discusión. No me refiero al Congreso, donde –por más que el Gobierno tenga mayoría– tanto en Diputados como en Senadores se discute y podemos expresar nuestro punto de vista.

¿Cuál es su relación con el gobernador Ricardo Colombi?
Es una relación de convergencias y divergencias. Colombi es un hombre muy trabajador, un animal político. Estoy dentro de su espacio, Encuentro por Corrientes, pero a veces no coincidimos. Al radicalismo correntino le hace falta una discusión política, que vaya construyendo algo futuro y que incluya a todos los radicales correntinos que hoy no están en el partido. No tenemos que excluir a quienes piensan diferente.

¿Está evaluando la posibilidad de presentarse como candidato a gobernador?
Creo que quienes tenemos responsabilidades, debemos cumplir nuestras obligaciones. Hoy soy senador de la provincia y trato de cumplir el mandato que me dio el pueblo correntino. Pero tengo un proyecto para la provincia: me gustaría que dentro del mismo espacio discutamos cómo terminar con el pensamiento conservador, no del pueblo correntino -que es un pueblo joven, informado, con muchos universitarios- sino de algunos dirigentes. La idea es cambiar ese pensamiento que hay en Corrientes, de que no existe una solución para los pobres, y me gustaría ser parte de quienes lo cambien desde la cultura y las políticas públicas. Miles de correntinos se han ido de la provincia porque no han podido ser incluidos, porque no han tenido respuestas. Tenemos que reclamarle a la Nación leyes de promoción industrial, provisión de energía y la llegada del gas natural a la provincia. Me gustaría hablarlo con la Presidenta para que lo contemple dentro del presupuesto.

¿Cuál es su postura sobre la polémica en torno al aumento de las dietas de diputados y senadores?
Es una decisión que han tomado los presidentes de las Cámaras. A título personal puedo decir que no vivo de mi sueldo de senador ya que dono prácticamente la totalidad de ese sueldo y de lo que gano como artista. El año pasado doné 570 mil pesos. El aumento es una decisión que ha tomado la Presidenta dentro de un presupuesto que yo no voté. Al mismo tiempo, me parece que funcionarios que toman decisiones importantes deberían estar bien pagos para evitar la corrupción. Pero eso también debería aplicar a la policía, a los funcionarios públicos, a los docentes… También sé de senadores que estaban viniendo once, doce veces a Buenos Aires desde sus provincias y que con 12.500 pesos que cobraban no les alcanzaba, o debían tener otra actividad. Discutimos estas cuestiones con la gente del partido, porque tenemos que prepararnos para el ajuste que planea el Gobierno, y en medio de ese ajuste resulta que se les da un aumento a los legisladores… Ese concepto no lo podemos compartir.

¿Cómo conjuga su vida pública con su actividad privada?
A veces me lo cuestiono, pero llegué a la conclusión de que me dignifica en ambos planos. Como senador he tenido la suerte de que me hayan aprobado leyes, mientras que la faceta de actor me permite mantener un contacto con la sociedad.

¿Cómo evalúa la postura del Gobierno frente a la cuestión Malvinas?
Desde el punto de vista de lo que se hizo en los foros internacionales, el Gobierno ha trabajado bien en aislar a Inglaterra. Sin embargo, no debemos descuidar que los ingleses están haciendo lobby -y tienen más poder que nosotros- para convencer a algunos países latinoamericanos de ciertas cuestiones estratégicas que no debemos perder. Debemos aportar algunas acciones al Gobierno para que se mantenga esa cohesión en Latinoamérica.

¿Por qué el anuncio presidencial sobre Malvinas generó una división dentro del radicalismo?
El Gobierno nos tomó por sorpresa. Sin embargo, lo que no nos tiene que tomar por sorpresa es la postura del radicalismo, porque debemos plantearnos como un partido antimonopólico y antiimperialista. A muchos no les gusta que diga eso, pero yo por lo menos pienso así, aunque suene viejo. A los radicales siempre les digo que mi primer voto se lo di a Oscar Alende, que cada vez que se olvidaba la letra decía: “…Y vamos contra los monopolios” (risas).

¿Coincide con la decisión gubernamental de llevar la denuncia por la “militarización” a las Naciones Unidas?
Desconfío de las Naciones Unidas. La formaron los banqueros; y las grandes potencias tienen derecho a veto. Que me disculpen mis pares si no les creo. Pero sí entiendo que hay que obligar a Gran Bretaña a sentarse a hablar de la soberanía.

Cobos y el progresismo

En su despacho en el edificio anexo del Senado abundan todo tipo de recuerdos, desde fotos con grupos de jubilados hasta diplomas de colegios a los que ayudó económicamente. Completan el panorama una gorrita de la Juventud Radical y una vieja declaración de principios de la UCR, enmarcada en una de las paredes. “En el mundo se siguen las políticas de las grandes corporaciones, y Europa está tendiendo a salvar sólo al sistema financiero. Pero es una gran equivocación intentar hacer lo mismo que ocurrió acá hace diez años. No morimos por la patria, morimos por los banqueros, por el sistema financiero, por los industriales”, exclama Artaza.

Usted defiende posturas genuinamente progresistas, pero integra un espacio dentro del radicalismo asociado a la figura del ex vicepresidente Julio Cobos. ¿No ve una contradicción entre ambas posiciones?
Con la transversalidad, Cobos pensó en un acuerdo de consenso al que yo critiqué mucho en su momento, porque dije que si parte del radicalismo se unía al kirchnerismo dejábamos al país sin alternativas. Pero viéndolo con el tiempo, creo que él creyó en ese consenso. Luego el Gobierno se apartó de algunas cuestiones, con esa política de confrontación permanente que impulsaba Néstor Kirchner y Cobos pudo ponerle un límite al kirchnerismo aun estando dentro del propio Gobierno. El otro día lo fui a visitar a Mendoza y lo vi agarrar su reglita y su tiza para volver a dar clases después de haber sido vicepresidente de la Nación. Equivocado o no, aportó lo mejor que tuvo y eso es algo que valoro. Políticamente no le puedo decir que sea “cobista” porque no existe más como estructura. Ahora voy a dedicarme a buscar nuevos espacios de discusión, como lo hemos hecho el otro día en Mar del Plata con (Leopoldo) Moreau.

Por Federico Poore

Magíster en Economía Urbana (UTDT) con especialización en Datos. Fue editor de Política de la revista Debate y editor de Política y Economía del Buenos Aires Herald. Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA), escribe sobre temas urbanos en La Nación, Chequeado y elDiarioAR.

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