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Los ciudadanos y la toma de decisiones

Elsa Estévez, especialista del Centro de Gobernanza Electrónica de la ONU

«La calidad y la eficiencia han aumentado»

Desde China, la experta que impulsa proyectos de gobierno abierto y participa de una iniciativa que procesa opiniones en Twitter, comenta los avances en el área.

por Federico Poore
Information Technology, marzo 2013

Elsa Estévez es experta en software para gobierno electrónico. Desde 2004 vive en Macao, una ex colonia portuguesa que hoy forma parte de la República Popular de China, donde se desempeña como investigadora senior del Centro de Gobernanza Electrónica de la Universidad de Naciones Unidas. Su tarea es crear capacidades en instituciones gubernamentales y educar a funcionarios de gobierno en la adopción de herramientas de e-government que brinden mejores servicios y un contacto más cercano y transparente con los ciudadanos.
Las 11 horas de diferencia con respecto a Buenos Aires no le impiden concretar la entrevista con Information Technology, en la que se entusiasma por los avances de la región y del país en la materia.
“En el gobierno electrónico, las TICs acompañan las estrategias de gobierno, buscan una sociedad con mayor equidad”, asegura esta especialista argentina que se doctoró en Ciencias de la Computación en la Universidad Nacional del Sur (Bahía Blanca), quien en la entrevista se encuentra acompañada por otro investigador de esa institución, Carlos Chesñevar, con quien colaboró en un proyecto para procesar en forma inteligente la opinión ciudadana en redes sociales.

¿Cuál es el nivel de desarrollo alcanzado por las herramientas de e-government en el mundo?
La calidad y la eficiencia fueron en aumento durante las dos últimas décadas. Hoy se entregan mejores servicios públicos no sólo desde sitios web sino por medio de dispositivos electrónicos. En esta etapa lo que estamos buscando es cómo poder comprometer a los ciudadanos y a otros actores de gobierno en la aplicación de políticas públicas y en apoyar objetivos de desarrollo en áreas como salud y educación.

¿Cómo fue cambiando el concepto de e-government desde sus inicios?
Hubo una primera etapa tecnológica, en la que se establecieron portales de gobierno y comenzó la provisión de acceso online a servicios públicos. Esto generó varios desafíos. ¿Cómo hacer para que los sistemas preexistentes se conecten a Internet? ¿Cómo asegurar la interoperabilidad? Allí quedó claro que el mero uso de la tecnología, sin cambios organizacionales, no produce los cambios esperados. Que el desarrollo de servicios maduros necesita otro tipo de modificaciones. Por eso, la segunda etapa fue organizacional. La idea fue permitir la colaboración entre las distintas agencias de gobierno para presentar una “ventanilla única” ante el ciudadano. Esto requirió superar la estructura totalmente jerárquica de los ministerios, que solamente se miraban a sí mismos y no colaboraban entre ellos, y ampliar el uso de la tecnología, que hasta entonces se orientaba únicamente al mantenimiento de los procesos y no a los resultados.

Ahora usted sostiene que estamos en un tercer momento.
Sí, la etapa socioeconómica. El objetivo es usar las nuevas tecnologías, como las redes sociales, para comprometer a los ciudadanos en la toma de decisiones en torno a las políticas públicas, y lograr que los datos de gobierno estén más disponibles para ciudadanos y empresas, de manera tal que se integre al sector público y privado en un ecosistema de prestación de servicios que fomente la innovación.

¿Cuáles son los principales problemas con los que se encuentran los gobiernos?
Uno es la barrera digital. Otro es la falta de confianza, tanto del gobierno hacia los ciudadanos como de los ciudadanos hacia el gobierno. Hace falta involucrar más a los diferentes actores, en especial aquellos que están fuera del sector público.

¿Cuál es la relación entre el e-government y el concepto de “gobierno abierto”?
El gobierno abierto es una nueva tendencia dentro del gobierno electrónico. Fue impulsada por la administración de Barack Obama y se basa fundamentalmente en tres principios: transparencia, colaboración y participación. Es una forma de darles más poder a los ciudadanos y a las empresas, que puedan colaborar en la co-creación de nuevos servicios públicos. El gobierno no es un especialista en innovación; el sector privado sí. Por eso, cuando se ponen datos abiertos a disposición del público, eso facilita que las empresas usen esos datos y puedan prestar servicios en los que el gobierno no había pensado anteriormente.

¿Esto impacta en la transparencia?
En efecto, cuando los gobiernos ponen datos a disposición del público se aumenta la transparencia. Por ejemplo, si se publican datos acerca de las compras que hace el Estado, esto redunda indefectiblemente en un manejo más transparente de los fondos públicos.

¿Cómo está ubicada América latina en estas cuestiones?
En temas de gobierno abierto, América latina, y Sudamérica en particular, está muy bien posicionada con respecto a otras regiones. La organización Open Government Partnership cuenta con el compromiso de más de 60 países, incluyendo Brasil, Chile y Uruguay. La Argentina ha firmado los compromisos a finales del año pasado y durante 2013 va a estar trabajando en el tema.

¿Qué avances detectó en la Argentina en los últimos años en estas áreas?
El tema del DNI, los pasaportes, el poder entrar a la página de la Anses para ver los aportes… Otro ejemplo: viajé a Argentina hace unos meses y cuando entré a Ezeiza no tuve que llenar el papelito de Migraciones. Eso me puso muy contenta, porque viajo a muchos países y en Estados Unidos y tengo que ingresar dos formularios, el de Migraciones y el de Aduana. En estos aspectos veo avances.

El proyecto DECIDE: inteligencia artificial para conocer qué piensan los ciudadanos

Carlos Chesñevar, miembro del Laboratorio de Investigación y Desarrollo en Inteligencia Artifical (LIDIA) de la Universidad Nacional del Sur, lideró un proyecto que recibió financiamiento por U$S 50.000 de Microsoft Research y el Banco Interamericano de Desarrollo para integrar tecnologías de inteligencia artificial desarrolladas por los investigadores del LIDIA en una nueva plataforma de gobierno electrónico que permita procesar en forma inteligente la opinión ciudadana en redes sociales.

¿En qué consiste esta herramienta basada en opiniones de redes sociales, DECIDE?
Chesñevar: Se trata de una iniciativa de toma inteligente de decisiones financiada por Microsoft Research y coordinada desde la Universidad Nacional del Sur, de Bahía Blanca, enmarcada dentro de las iniciativas de gobierno electrónico.
Estévez: La pregunta de la que se parte es: ¿Cómo explotar la información que existe en las redes sociales de forma tal de darle significado? ¿Cómo puede un gobierno tomar conocimiento de lo que lo que piensan los ciudadanos sobre una determinada política a partir de lo que lo que ellos mismos vuelcan en las redes sociales? Es un trabajo gigantesco.

¿De qué manera lo expresado en Twitter puede traducirse en una base de datos para la toma de decisiones?
Chesñevar: La idea es utilizar argumentación –una disciplina de Inteligencia Artificial– para analizar “racimos” de tweets que se refieren a una misma palabra clave o “hashtag”. A cada racimo se le asocia una cierta polaridad (positiva, negativa, neutra) a partir de un procesamiento del sentimiento asociado al tweet.  El algoritmo toma un conjunto de mensajes, identifica los racimos o argumentos anteriores y determina qué conflictos  existen entre ellos, brindando esta información como salida para el tomador de decisiones. Un caso de estudio fue la crisis griega. Se puede obtener un racimo de tweets con sentimiento positivo por los recortes públicos en Grecia para sanear la economía, pero también varios racimos en contra, por las consecuencias: aumento del desempleo, huelgas…

¿Es posible ampliar este proyecto a otras redes sociales?
Chesñevar: Sí. Se usó Twitter como caso de estudio porque es una herramienta muy usada, que tiene una gran cantidad de datos para analizar. Pero nuestro desarrollo es genérico y es posible llevarlo hacia otras redes.

Por Federico Poore

Magíster en Economía Urbana (UTDT) con especialización en Datos. Fue editor de Política de la revista Debate y editor de Política y Economía del Buenos Aires Herald. Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA), escribe sobre temas urbanos en La Nación, Chequeado y elDiarioAR.

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