por Federico Poore
Information Technology, enero 2018
La sede del gobierno porteño de Parque Patricios, con su mezcla de hormigón armado y frente vidriado, acaso sea el símbolo por excelencia del Distrito Tecnológico: un área obrera con espíritu hi-tech. Fue precisamente el edificio proyectado por Norman Foster el lugar elegido por las autoridades porteñas para brindar por un 2018 “con más crecimiento”, ya que este año se cumplen 10 años desde la sanción de la ley que creó este centro de promoción y desarrollo IT en el sur de la Ciudad. Los buenos deseos tuvieron lugar en el cierre del ConecTIC, un encuentro de networking con charlas para referentes del mundo tecnológico que tuvo lugar en noviembre y en donde pequeñas y medianas empresas del distrito pudieron tener su mano a mano con representantes de los equipos de sistemas de Banco Itaú, Acindar, OSDE y Cervecería Quilmes.
Pero la cercanía de este aniversario redondo reflota algunas preguntas importantes. ¿Se radicaron suficientes empresas como para poder hablar de un distrito tecnológico a la escala de sus predecesores? ¿Qué beneficios reciben las empresas que deciden instalarse en el barrio, además de los impositivos? ¿Gana algo la Ciudad con esta movida?
Juntando masa crítica
El propósito declarado del polo tecnológico fue fomentar la industria de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) por medio de incentivos impositivos. La apuesta dio sus frutos y derivó en años de crecimiento sostenido:hoy, el distrito cuenta con 300 empresas que se instalaron en alguna de sus 200 hectáreas de extensión y accedieron a los beneficios previstos en la ley como la exención o diferimiento del pago a los Ingresos Brutos (del cinco al siete por ciento según el tamaño de la empresa) y el impuesto a los sellos. Tampoco pagan otros tributos locales como ABL o derechos de delineación y construcciones. “Ya están acá empresas como Despegar, Lagash, Tata, Atos, Exo y Deloitte”, explica a InfoTechnology Juan Manuel Seco, director de Distritos Económicos de la Ciudad. “Ya tenemos 15 manzanas con movimiento todo el tiempo.Y si bien todas las empresas de primera línea querían el corredor sobre la Avenida Caseros, esos terrenos ya no están más disponibles y hoy tenemos empresas grandes que están yendo a zonas más alejadas.”
Actualmente trabajan 13.000 personas en el distrito. El gobierno porteño los considera turistas diurnos: junto a la línea H del subte y el Metrobús Sur generan un movimiento más que interesante en un lugar en el que viven unas 40.000 personas, si se considera el área de Parque Patricios y Nueva Pompeya que abarca el polo. Para el funcionario, la consolidación del distrito derivó en el desembarco de otro tipo de empresas, de Havanna a Freddo, que de a poco están cambiando la fisonomía del barrio en lo que puede considerarse una “puesta en valor” de zonas del sur de la Ciudad, tradicionalmente menos atractivas para invertir. “Así lo atestiguan comerciantes y vecinos, que pasaron a tener necesidades ‘de primer mundo’. Antes los reclamos eran casi exclusivamente por seguridad. Ahora, porque no hay suficientes lamparitas en la cuadra”, dice.
No es poco lo que resigna la ciudad para lograr esta puesta en valor. En 2009 hicieron las cuentas y estimaron en US$ 200 millones lo que dejarán de lado. Al preguntarle por el esfuerzo financiero de la ciudad, desde el distrito son esquivos en dar con un número. “Es una cifra que va cambiando todo el tiempo. Entendemos que es un número importante pero que se repaga con el desarrollo de las empresas y el derrame que genera en todo el ecosistema.» Tiene sentido: la inversión inicial estimada de las empresas hasta ahora es de US$ 324 millones. Pablo Saubidet, cofundador y presidente de iPlan, una empresa de telecomunicaciones local, llegó a fines de 2012 para inaugurar Ringo, promocionado como el Data Center más moderno de la región.“Los factores principales a la hora de decidir la radicación fueron el beneficio económico de las exenciones impositivas y la posibilidad de acceder a un precio accesible al terreno de gran tamaño que necesitábamos”, explica Saubidet.
Ubicado sobre la calle Los Patos, a cuatro cuadras del Centro Cívico porteño y a menos de 200 metros de la plaza de Parque Patricios, el Data Center es uno de los orgullos de la empresa, que tiene entre sus principales socios a Cisco, Microsoft y Google. “Lo cierto es que no nos hubiésemos mudado de no haber estado convencidos de que en el largo plazo se lograrían los objetivos buscados por el gobierno de la Ciudad para la zona”, rememora el presidente de iPlan. El empresario destaca la llegada del subte, pero también la inversión en luminarias,seguridad y la puesta en valor del parque,“que generaron cambios radicales en materia de acceso y transporte, seguridad y calidad de vida”.
El beneficio de pertenecer
¿Es posible que aún hoy la mayor parte de las empresas no se mude por pertenecer al hub sino por la cantidad de plata que se ahorran? «Efectivamente, los beneficios son un incentivo muy importante para radicarse en el distrito”, reconoce Seco.“Pero a medida que pasa el tiempo, cada vez más compañías se mudan para ser parte del hub y para estar cerca del talento.” Pero los beneficios impositivos y un área revalorizada no alcanzan para generar un verdadero polo tecnológico, y Seco lo sabe. Por eso repite que la ciudad también ofrece ciertos beneficios por “pertenecer”. “Todos los meses armamos charlas sobre los temas más variados, desde el cyber risk al fenómeno Bitcoin”, explica. A mediados de diciembre, por ejemplo, tuvo lugar en las oficinas de Exo, una empresa argentina dedicada a soluciones tecnológicas y venta de hardware, una capacitación en comercio exterior para empresas de software. “Nuestro norte es Irlanda”, dice el funcionario en referencia al centro de innovación conocido como Silicon Docks que hoy funciona como uno de los hubs tecnológicos más potentes de Europa.
La empresa CTL, referente en el área de soporte técnico y outsourcing de IT, se mudó a Parque Patricios en febrero de 2016. Su presidente, Juan Guido Camaño, hace un balance positivo. “En estos años, el distrito fue evolucionando. Si en una primera etapa el foco estaba puesto en atraer a las empresas, hoy se está trabajando sobre la manera en la que estas empresas se relacionan y recorriendo el camino de posicionar al distrito como un hub competitivo a escala mundial.” El desafío, asegura, consiste en precisar la propuesta del distrito y competir por una mayor participación en el mercado global. CTL participa del board tecnológico creado por el gobierno porteño para testear y filtrar nuevas ideas en la zona. Lo componen las empresas “más comprometidas” con el distrito pero también autoridades gubernamentales y representantes de universidades.
La pata universitaria fue justamente la última en sumarse. Comenzó a tomar forma con la construcción de una nueva sede del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) sobre la calle Lavardén, donde hoy cursan 600 estudiantes, y se le dio mayor impulso con el lanzamiento de un programa de becas de innovación para que alumnos recién egresados del secundario puedan formarse en el ITBA. A tono con el perfil del distrito, las carreras promocionadas son Ingeniería en Informática, Ingeniería Electrónica, Ingeniería Industrial, Licenciatura en Administración y Sistemas y Bioingeniería. Según confirmaron desde el gobierno porteño, en un futuro no muy lejano está previsto el desembarco de las universidades Caece y Del Salvador, que esperan instalar allí su carrera de Ingeniería. La interacción entre los distintos participantes va generando valor conjunto”, destaca Saubidet. “Una vez que las nuevas radicaciones terminen de configurar una adecuada masa crítica de empresas se va a crear un ecosistema que haga muy atractivo al proyecto.”
Críticas y desafíos
Rolando Greco, cofundador de G&L Consultores, tiene una visión más crítica del presente del distrito aunque admite que “las empresas no solo se mudaron por cuestiones impositivas”. Un dato relevante: muchas de ellas ya estaban alcanzadas por la ley de Software que da beneficios impositivos similares a escala nacional. Su empresa se terminó de mudar a fines de 2015 tras comprar una propiedad a la que convirtieron en edificio inteligente. “Decidimos invertir en Parque Patricios porque además de las ventajas impositivas apostamos a trabajar en conjunto con otras empresas tecnológicas”, dice Greco a InfoTechnology. “El desarrollo del área fue progresivo hasta mediados de 2015. Después, y hasta hace unos meses, entró en un bache en el que no vimos avances para el desarrollo de un verdadero polo informático”, sostiene. El representante de G&L no le rehúye a la autocrítica (“Las empresas tampoco aportamos lo nuestro en materia de compromiso de integración”, aclara), pero insiste en que existe poca interacción entre las empresas de la zona, aquella polinización cruzada que sí se observa en otros hubs tecnológicos, de Seúl a San Francisco.
Para funcionar bien es imprescindible tener un Centro de Servicios Compartidos que permita la integración de las diferentes compañías y logre crear un ambiente de innovación y la reducción de costos de las pequeñas empresas emprendedoras”, algo que hasta el momento, asegura, no ocurrió Seco recoge el guante y asegura que los planes del gobierno porteño son más ambiciosos. Que la etapa de “llenar el distrito de gente” ya habrá terminado en 2018, y que el próximo paso es que las empresas vean el atractivo del distrito por su capacidad para unir negocios y talento. El próximo objetivo, por ejemplo, es que el ITBA ofrezca planes TIC para los empleados de las empresas del distrito para potenciar el talento en crudo. “Respetamos mucho el tridente empresa-gobierno-universidad y queremos que las empresas opinen cómo mejorar. Esto no busca ser ‘el distrito de las startups’ o de la innovación. El objetivo principal es cambiar el sur de la ciudad”, concluye.
Los nuevos vecinos
En mayo de 2017, Accenture se convirtió en una de las últimas grandes empresas en anunciar su llegada al Distrito Tecnológico de Buenos Aires. La compañía de origen irlandés, dedicada a prestar servicios de consultoría, tecnología y contratación de personal, se mudará a un edificio de 17.000 metros cuadrados. Se trata de una inversión de US$ 70 millones. “El ecosistema de talento que genera el distrito es muy promisorio para los próximos años. Será una verdadera usina”, asegura el presidente de la empresa en la Argentina, Sergio Kaufman. “En todo el mundo los polos de innovación tienen una impronta geográfica, son transformacionales. El Distrito Tecnológico de Parque Patricios está para ocupar ese lugar”, agrega. Según detallaron desde Accenture, la construcción del edificio estará lista en el verano de 2019 y contará con iluminación natural, un sistema inteligente de aire acondicionado y separación de residuos en origen. Dos meses antes había sido el turno de Huawei, el tercer fabricante mundial de smartphones. La decisión de la multinacional china de abrir una unidad regional en Parque Patricios fue confirmada por el CEO de Huawei Argentina, Wei Xinju, tras presentar la documentación pertinente para inscribirse como empresa TIC.
“Esta decisión estratégica se enmarca en el compromiso de la empresa de seguir invirtiendo en la Argentina, como hacemos desde ya hace más de 15 años”, dice Xinju, que en octubre estuvo en la Casa Rosada y fue recibido por Mauricio Macri.
El proyecto de Huawei en el Distrito, por ahora, es más modesto: se trata de 1.000 metros cuadrados en el Edificio Tesla II, ubicado en Caseros al 3000. En principio trabajarán allí unas 50 personas. En esta propiedad se ubicarán, también, las nuevas oficinas de Mercado Libre.
“Starbucks y Megatlon ya anunciaron que se van a instalar en el mismo edificio. Y esa clase de empresas no tienen beneficio impositivo alguno por instalarse en el distrito: vienen porque saben que ya tienen un público”, explican desde el gobierno de la Ciudad a InfoTechnology.
Estiman que con el arribo de estas empresas el distrito sumará 4.000 personas más, lo que contribuye con otro de los tan mentados objetivos del gobierno porteño: la descentralización. Concretamente: menos gente trabajando en Retiro o el Microcentro y más alrededor de un barrio de casas bajas a veinte minutos del Obelisco.